Es bien sabida la dificultad que tenemos los hablantes de lenguas latinas, en general, y los castellano-hablantes en particular para el aprendizaje óptimo de idiomas extranjeros, en general, y del inglés en particular. Dificultades que son menores para los hablantes de otros idiomas europeos, tal y como lo atestigua nuestra experiencia vital al respecto, además de los diferentes informes competenciales pedagógicos que diversos organismos oficiales publican periódicamente.
Las causas son varias, pero una de las más importantes y que trasciende nuestro esfuerzo e interés personal y colectivo (del sistema pedagógico-escolar), es que el espectro frecuencial del castellano es más reducido que otras lenguas de nuestro entorno y contiene menos formantes del espectro agudo que la lengua inglesa, por ejemplo, o menos formantes del espectro medio que el francés o el alemán (ver gráfica adjunta). Conviene puntualizar que, como puede apreciarse, cada idioma tiene su rango propio de utilización frecuencial, con las ventajas o carencias que ello implique a sus hablantes a la hora de aprender otro idioma, dependiendo de cuál sea éste.
Por ello a nuestro oído, y a nuestro cerebro, le resulta tan dificil asumir unos sonidos que no manejamos lingüísticamente de un modo natural ni los hemos integrado intuitivamente durante el aprendizaje infantil de nuestra lengua castellana.
Mediante la Técnica Tomatis podemos entrenar nuestro oído, y nuestro cerebro, para ampliar su espectro de utilización frecuencial, además de entrenarlos en el manejo de los timbres, entonaciones, cadencias y prosodias propias de los idiomas extranjeros. Con este entrenamiento específico se mejora nuestra capacidad de aprendizaje lingüístico, tanto en el caso de los niños como en los adultos.
BIBLIOGRAFIA SOBRE EL MÉTODO TOMATIS:
https://www.tomatisassociation.org/